lunes, 28 de septiembre de 2009

Última raya

Frío. Calor. Frío otra vez. No soy consciente de mi cuerpo. En realidad, no lo siento mío.

No soy consciente del cabalgar salvaje de mi corazón que resuena fuertemente en los oídos.

Un frío sudor empapa mi cuerpo. Las extremidades tiemblan sin que pueda hacer nada para pararlo.

Abro la boca intentando aspirar un aire que no entra en mis pulmones. Me ahogo.

Giro la cabeza hacia la izquierda y veo a una chica que yace a mi lado, desnuda. Una desconocida, he perdido la cuenta.

Intento mover el brazo y apenas consigo levantarlo un poco. Miro mi mano, está blanca.

Tengo ganas de llorar pero no cae ni una sóla lágrima. Aprieto la mandíbula hasta que me duele, intentando controlar la situación. No puedo más.

Giro la cabeza hacia la derecha y veo mi mesita de noche. Hago un último esfuerzo y alargo la mano para alcanzar la bandejita de plata.

El negro suele asociarse a la muerte; sin embargo, para mí la muerte es de color blanco...

Sólo una última raya...

No hay comentarios:

Publicar un comentario