sábado, 25 de julio de 2009

Antes de dormir

Apagué la luz, me recosté sobre la almohada y apreté los ojos intentando dormir. No quería pensar. No quería recordar.

Los esfuerzos fueron en vano, no conseguía dormir. Inevitable e irremediablemente viniste a mi mente y con ello un mar de recuerdos y pensamientos. Intenté poner orden en esa marea de pensamientos, hilar algo de coherencia y sensatez.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al recordar los últimos momentos contigo, seguido de un inmediato deseo de tenerte cerca. Intenté apartarlo de mi mente, pensar en otra cosa. Encendí la luz, cogí el libro de la mesita y empecé a leer. Funcionó. Me sumergí en un mundo de ficción, donde mis problemas desaparecían. Al rato me entró sueño así que apagué de nuevo la luz y volví a cerrar los ojos.

Poco a poco mis pensamientos van adquiriendo forma y coherencia. Sin embargo, yo no tengo los hilos de la situación. Ojalá los tuviera.

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