sábado, 18 de julio de 2009

Nightlife

Cientos de cuerpos a mi alrededor se balancean al son de la música. Cuerpos desesperados por sentir el contacto humano que tanto necesitan; un roce con aquella persona a la que se mira.

Es curioso como cambien las cosas de un país a otro, incluso en una discoteca. La forma de bailar es totalmente diferente a la española. Aquí hay que bailar con alguien, se conozca o no a ese alguien. El roce es esencial, los cuerpos se juntan hasta formar uno solo moviéndose al ritmo marcado por la melodía.

Entre los cientos de cuerpos, de personas, ninguno era el tuyo. Intenté olvidarlo, no pensarlo; no sabía que iba a resultar tan dificil. Me dejé llevar por el ritmo, inundando mis pensamientos solo con la melodía y no pensar en nada, solo dejarme llevar. La gente bailaba conmigo y yo bailaba con la gente. Es increíble lo fácil que es aquí hacer esto, con la vergüenza que se pasa en España.

Lástima que lo bueno acabara pronto, tan pronto que ni siquiera empezó. El próximo jueves, más y mejor.

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